¿Cuántas personas lo primero que hacen al despertar es revisar cuantos “me gusta” tuvo su última historia de Instagram, Facebook; o cuantos vieron su ultimo estado en WhatsApp la noche anterior?
Luego, cuando tienen un espacio libre, es hora de jugar “Free Fire”, “Candy Crush” o “Clash Royal” donde participan jugadores de todo el mundo. Cuando están en casa almorzando, lo hacen al lado de su televisor, ¡para luego ver a su “youtuber” favorito.
A la hora de hacer sus trabajos o tareas, obviamente se hacen desde el computador, pues es la fuente de información más amplia y veloz para acceder los datos necesarios y allí el aliado principal es “Google”.
Al finalizar lo anterior, es hora de los video juegos, en caso de que se cuente con una consola en casa. Si no, el celular es el gran aliado y el juego que no se puedo completar en la mañana, se completará finalizando la tarde. Esto solo lo interrumpen las conversaciones de los grupos de WhatsApp.
Luego de la cena es momento de revisar redes sociales, y llega el momento de repetir la historia. El circulo vicioso se vuelve más “vicioso”.
Según Roxana Morduchowicz, doctora en comunicación de la Universidad de París, nunca un padre de familia le pregunta a su hijo: ¿Qué hiciste hoy en Internet? Es cada vez más importante estar al tanto del uso que hacen los chicos de las pantallas. Es importante saber cómo manejan la herramienta, ya que, en algún punto, para los jóvenes la realidad virtual es casi tan real como el material.
La vida cotidiana de los jóvenes está atravesada por las pantallas. Es la actividad más importante que desarrollan en el día después de dormir. La tecnología ha transformado la manera en que los jóvenes se informan, aprenden, estudian, escuchan música, ven una serie y se relacionan con los demás.
Obviamente el contacto de los jóvenes con las tecnologías se produce cada vez más a una edad más temprana, a los dos o tres años. Esto tiene que ver con que los dispositivos son táctiles y se les facilita a los niños deslizar una mano por la pantalla, que manipular botones, pero no quiere decir que sea recomendable. De hecho, se sugiere que hasta los tres años los niños no estén en contacto con ninguna pantalla, para priorizar las actividades motrices; el contacto con la vida real y no con la virtual. También se recomienda que la última pantalla con la que tenga contacto un niño sea con la del celular hacia los doce años de edad, que se considera ya hay un grado de autonomía. Pero en la vida real, a los 6 años es cuando se registra que muchos chicos tienen un teléfono, lo que no tiene sentido, pues a esa edad ningún niño debe hacer una actividad de manera independiente a su familia. “De todos modos, hay familias que festejan que un niño de dos años use la pantalla de su celular con facilidad.